No existe el enemigo grande ni el pequeño... donde uno menos se lo espera surge la fuerza de la naturaleza, imparable... irreconocible... increible... pero cierta!
Se tiende a infravalorar todo, comenzamos por infravalorarnos nosotros mismos, escudándonos en el esfuerzo y la curiosidad de otros, autolimitándonos y menospreciando la capacidad creativa de nuestra imaginación, la comodidad y la indiferencia son el peor de los males para un artista, si somos capaces de menospreciarnos a nosotros mismos de esa manera es poco probable que no hagamos lo mismo con cualquier rival que se nos presente, infravalorándolo o teniendo demasiadas esperanzas en recursos propios que ni han sido desarrollados por nosotros ni tampoco criticados, la sorpresa es inavitale...