lunes, 9 de marzo de 2009

EL INSTINTO DE UN "DEPREDADOR"...

Cualquier arma utillizada con la intención de causar un daño debe ser tomada en consideración, pero el cuchillo es probablemente el arma mas peligrosa en una distancia corta. Plantearse la posibilidad de defenderse del arma supone la posibilidad de sucumbir a ella, no hay donde ir y esa claustrofobia se contagia a nuestros sentidos y a nuestra capaciadad de respuesta limitando aun mas las acciones que se vuelven meramente instintivas sin organizacion ni un objetivo claro.

En un espacio limitado y cerrado la intencion prevalece sobre la defensa, es un problema de actitud, el atacante tiene una intención clara y esta completamente enfocado hacia su objetivo, hadecidido el momento y el terreno, nosotros debemos "educar" a nuestro cuerpo para que "piense" para que en cada acción realice la mejor de las opciones ofreciéndonos al mismo tiempo posibilidad de elegir y valorar las consecuencias. Y como hacemos esto? no es fácil, pero tampoco es imposible, nuestro organismo dispone de mecanismos para adaptarse y realizar tareas complejas aun en estado de stress o limitación sensorial, dia a dia realizamos tareas de este tipo sin percatarnos de ello, por ejemplo llevar una conversación mientras conducimos un coche y al mismo tiempo permanecer atentos a las incidencias del tráfico. Si programamos y tomamos conciencia de nuestras acciones y de como nuestro cuerpo se estimula y reacciona incrementaremos las posibilidades de respuesta. Ejercicios y entrenamientos en los que predomina el "estado de alerta" con la actitud propia de un "depredador", suelto pero a punto para descargar todo su potencial nos ayudan a tomar conciencia de la biomecánica de nuestro cuerpo y de sus posibilidades reales, conociéndonos podemos valorar mejor la opción mas idónea para nuestras aptitudes.

El entrenamiento de escenarios y controlar el area nos ayuda a identificar el entorno y el medio en el que transcurre la acción, y asi comprendemos mejor como y de que manera interactuamos con el, porque lo queramos o no somos una parte del escenario en el que se desarrolla la acción, y en la medida en la que lo dominamos a el y a los elementos (eso nos incluye a nosotros mismos)aumentamos la efectividad de nuestras acciones.